viernes, 10 de diciembre de 2010

Cavar la propia fosa (1)

     Quiero compartir un cuento muy interesante que vi en una web amiga. Será en 2 o 3 entregas para mantener el interes. Sobre como nuestras propias trampas se pueden volver contra nosotros. No os lo perdais.

     CAVAR LA PROPIA FOSA (1ª PARTE)

     Hace mucho tiempo hubo un rey que detestaba las luces por la noche, por lo que decía:

     -Dios nos ha dado las estrellas y la luna, y en la noche hace desaparecer el sol para que podamos dormir. Y, ¿durmiendo quién necesita luz? Por lo tanto esta misma noche no habrá ninguna luz prendida por el hombre en toda mi ciudad. Y si alguien encendiera una, morirá.

     Esa misma noche, cuando oscureció, el rey miró hacia fuera desde una de las ventanas de su palacio y vio que toda la ciudad estaba a oscuras. Llamó a su visir y le ordenó que trajera disfraces diciendo:

     -Saldremos a la ciudad y miraremos si alguien ha sido capaz de desobedecer nuestra orden.

     Caminaron por todos los lugares y no vieron ninguna luz, pero cuando llegaron a la periferia de la ciudad vieron un débil brillo de luz y se dirigieron hacia él. Descubrieron que provenía de un café y que la luz no era más que una mecha sobre un plato de aceite. El rey y su visir entraron, se sentaron y pidieron café. Un joven se los trajo y era la única persona que había en el lugar. El rey tomó su café, bebió un vaso de agua y le preguntó al joven:

     -¿Te gusta el rey de este país?

     El joven respondió:

     -Para algunos será suficientemente bueno, pero para nosotros no lo es, y no me gusta.

     Entonces el monarca dijo:

     -Pienso que el rey es bueno y es el mejor de los gobernantes. Y desde su sabiduría ha prohibido la luz. ¿Cómo es que tienes una luz en tu negocio?

     El joven respondió:

     -¿Viene alguien a tomar café en la oscuridad? ¿Usted habría encontrado este lugar y estaría aquí ahora tomando café si no hubiera visto la luz? En este lugar nos ganamos la vida mi madre y yo y comeremos con lo que hemos ganado con su café. El rey no piensa en nosotros y no le importamos. Él sólo se sienta en su palacio y hace leyes tontas aconsejado por un malvado visir, cuyo único interés es hacer dinero con la expansión del reino.

     El visir llevó la mano a su daga, pero el rey le hizo señas para que no hiciera nada. El muchacho prosiguió:

     -Pero no le digan al rey que tengo luz aquí y no le cuenten mis palabras. Recuerden que aquel que cava una fosa para su hermano, cae él mismo en ella.

(continuará...)

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